CABO DE HORNOS. ISLA HORNOS. ARCHIPIELAGO HERMITE. CHILE, FEBRERO 2009.

 

 ISLA HORNOS. ARCHIPIÉLAGO HERMITE. CHILE

El miércoles 4 de febrero de 2009  levantamos anclas a las 09:35 con rumbo al Cabo de Hornos.  Hoy es el gran día.  La noche anterior tuvimos varias rachas de vientos fuertes pero hoy día amaneció nublado.  La levantada comenzó como a las 07:45. Poco a poco cada uno salió de sus literas y comenzamos a preparar desayuno: pan, mantequilla, miel, mermelada, queso, café. Me ha llamado la atención con qué facilidad Elodie, nuestra compañera de aventuras,  pronta a cumplir 38 años,  se ha adaptado a convivir en la estrechez de un velero con cuatro hombres mucho mayores que ella.  Y nosotros con ella, respetando su privacidad  y comportándonos civilizadamente.

Partimos de Puerto Maxwell con rumbo 186°. Después de media hora, a una velocidad de 3.6 nudos, dejamos la punta de las isla Jerdán a babor  y cambiamos   a un curso 153°  al poco rato dejamos isla Chanticleer a estribor. Más allá de esta isla se veía apenas la punta norte de la caleta San Martin, otro lugar de fondeo alternativo  pero menos seguro en estos parajes. Hacia el Sureste veíamos las líneas altas de la isla Hall que al principio confundí con la isla Hornos. 

A esta altura comenzamos a percibir que las olas venían más gruesas, eran los rollers que venían del océano Pacifico que ahora estaba abierto hacia el Oeste. Estábamos navegando a motor y con la vela mayor.  La isla Hall la dejamos a babor. Una isla  de gran altura (315 mts de acuerdo con la carta)  con acantilados y desfiladeros. A pesar de que se veía semi oscura era posible distinguir que estaba cubierta en partes por musgo y ese pasto duro antes mencionado. El resto era roca viva.

Seguimos navegando en el mismo rumbo divisando ahora la parte norte de la Isla Hornos. Los rollers seguían haciéndose presente ahora con más frecuencia y profundidad.  Y así seguimos hasta el paralelo 56°S donde cambiamos al rumbo 069°. Ya estábamos al Sur de la isla y rumbo al Este  listos para pasar enfrente de la línea que define la ubicación del cabo: 55°57´S y 67°17´W. Yo iba al timón cuando pasamos la línea. Eran las 11:35.

Luego de entregar el timón Elodie tomó mi cámara para sacarme una foto con el cabo a mis espaldas. Ella había adivinado cuán importante era para mí ese momento.  En ese momento tuve un percance: al levantarme un poco de donde estaba sentado,  la ola subió de repente y me hizo caer con fuerza sobre mi cola en la arista del cockpit.  Sentí un golpe seco y duro. Lo primero que pensé fue que me había quebrado una vértebra. Pero no me dolió en ese momento.  Solo con los minutos comencé a sentir que un cototo estaba creciendo  al final de mi cola.  Nadie se dio cuenta de esto y seguí como si no hubiera pasado nada. Con el tiempo recuerdo ese evento y el susto que pase pues habría sido muy fácil caerme de espalda y sumergirme en las aguas del Mar Drake sin posibilidad de supervivencia: cargado de ropas pesadas y en aguas agitadas y frías.

Algunas de las  olas  estaban alcanzando  casi 3 metros. Nos pasaban por debajo elevándonos para mostrarnos un increíble paisaje marítimo hacia todos los horizontes. Alcanzábamos a ver en estas ocasiones al Wata y su tripulación juvenil más al sur. Luego la ola se alejaba de nosotros con un sonido  de marejada para llevarnos como en un rápido elevador a la profundidad de la entre ola antes de que la próxima que veíamos venir encima, como una masa acelerada de agua, nos elevara otra vez a su altura máxima.  Eran olas amables y masivas pero no reventaban de manera que pronto nos acostumbramos y comenzamos a gozar de esta navegación. Todos estábamos encantados. Obtuve múltiples fotos de la Isla a lo largo de esta navegación. Nuestra velocidad era de 6 nudos impulsándonos con la mayor y el foque. Viento del Suroeste de 15-20 nudos con rachas hasta 30 nudos.

A medida que avanzábamos rumbo Este  iba sacando fotos de todos los detalles que veía de la costa Sur de la isla. El avance era lento, cadencioso, de subidas y bajadas de acuerdo al ritmo de las olas.  En la lejanía se veía la punta sureste de la isla que es donde nos dirigíamos para cambiar a un rumbo norte para fondearnos en la caleta Leones. Esta caleta esta  inmediatamente a la vuelta de esa punta en la costa Este. Es allí donde está el acceso a la isla.

Mientras tanto seguíamos navegando a lo largo de la costa Sur. Después de fotografiar la roca por donde pasa el meridiano del Cabo de Hornos comencé a fijarme en el tope de los acantilados, que la carta muestra  425 metros en su punto de máxima altura.  Íbamos navegando con una profundidad alrededor de 55 metros y una distancia de la costa de aproximadamente media milla. 

Al poco rato comencé a divisar el monumento al albatros en la cumbre de la isla. Una sorprendente  vista por el tamaño de esta obra que se ve muy bien desde el mar.  Curiosamente una de las fotos muestra, también, un albatros volando a poca distancia en la misma forma como aparece en el monumento. Es como se hubiera echado volar del monumento dejando  el espacio abierto que este muestra.  Después de unos minutos se comenzó a ver la bandera chilena flameando en un alto mástil y luego las filigranas de algunas torres de comunicación. Finalmente comenzó a perfilarse el estupendo faro del Cabo de Hornos  y una parte de una pequeña iglesia a su derecha.  

Luego de pasar los requeríos de la punta sur de la isla cambiamos al 313° lo que nos llevo al fondeadero de la caleta Leones, único acceso a esta isla.  El nombre de esta caleta no figura en la carta náutica. Lo obtuve del libro “Patagonia y Tierra del Fuego: Nautical Guide” 2nd Edition de Mariolina Rolfo y Giorgio Ardrizzi, una pareja italiana que ha estado navegando estas aguas por algunos años y han escrito esta magnifica guía náutica.  No tengo idea de dónde sacaron ese nombre pero puede ser que allí se instalan leones o lobos de mar lo que hace plausible ese nombre.

Esta caleta está en la costa Este de la isla lo que la protege de los vientos predominantes del Oeste.   La guía náutica nos dice que hay que fondearse a una cierta distancia de la costa que es rocosa y acantilada y nos advierte que el fondo es  rocoso y de una profundad de alrededor de 20 metros. También nos dice que este fondo no es bueno para anclarse  y que hay muchos huiros (kelps).  Nuestro capitán, que conoce bien esta caleta, se fondeó con cadena como a 50 metros de la playa y nos dijo que teníamos como dos horas para visitar la isla  y quizás menos si cambia el viento. Por el momento estábamos bien protegidos en esta caleta.

De la embarcación se ve la empinada y larga escalera de madera que lleva a los que se desembarcan al tope del acantilado donde  está la planicie de la isla. En el extremo superior junto al terminal de la escalera se divisa una solida construcción de ladrillos que parece ser la instalación de generación de electricidad pues a su lado hay un depósito de combustible.

El  capitán nos llevó en el  zodiac  a la costa.  A esta altura ya tenía un cototo más grande al final de mi columna y no estaba seguro de poder subir esta larga escalinata. No me dolia mucho. Mas me preocupaba el tamaño que ahora era como de una pelota de ping pong.  De manera que comencé a subir lentamente. Eso me permitió poder admirar las plantas que crecían en esta vertiente de la isla, al lado de esta sumamente larga escalera.

No solo había arbustos de un metro o más de altura con hermosas flores blancas, sino también algunos con flores rosadas y otros bien tupidos, verdosos y bajos  que crecían por todas partes.  También observé arbustos de troncos y ramas leñosas que terminaban en una frondosa mata de hojas lustrosas y verdes. Posiblemente un ñire afectado por los vientos.  Y por supuesto también había en algunas partes ese pasto grueso, tupido, medio amarillento que crece en esta zona.  Pegado a las rocas se veía un musgo verdoso y amarillento. Ese día había más claridad y el sol se dejaba ver a través de algunas nubes desgarradas.

 Cada parada en la escalera me permitía mirar el espectáculo del paisaje marino con la isla Deceit y sus islotes más al sur y la hermosa estampa de nuestro velero Kekilistrion y del velero Wata que se estaba anclando a corta distancia de este último.   Finalmente casi sin aire llegué a la cima. Allí estaba el resto de nuestra tripulación conversando con el  sargento segundo don Eliot Villarroel Rebolledo quien nos había esperado al final de la escalera para darnos la bienvenida.   

Esta parte de la isla es una planicie irregular cubierta de vegetación baja sobre la cual se han construido senderos entablados  que se dirigen al Faro, la capilla y los monumentos. Lo primero que uno ve es un letrero escrito sobre una tabla rústica que anuncia que esta es la Alcaldía de Mar Isla Cabo de Hornos de la Armada de Chile.

 Cerca de allí hay una  placa de mármol en la que se recuerda al legendario capitán inglés Robert Fitzroy.  Dice lo siguiente:

INSTITUTO DE CONMEMORACIÓN HISTÓRICA DE CHILE

SOCIEDAD CHILENA DE HISTORIA Y GEOGRAFÍA

VICEALMIRANTE ROBERT FITZROY

1805-1865

ILUSTRE EXPLORADOR E HIDRÓGRAFO BRITÁNICO SURCÓ,  ESTAS AGUAS AL MANDO DE LA BEAGLE, DESEMBARCÓ EN ESTA ISLA EL 19 DE ABRIL DE 1830, Y, AL DÍA SIGUIENTE ALCANZÓ LA CIMA DE SU MÍTICO PEÑÓN. HOMENAJE EN EL BICENTENARIO DE SU NATALICIO. COFRADÍA DE CAPITANES DEL CABO DE HORNOS. CHILE. CORPORACIÓN PATRIMONIO HISTÓRICO MARÍTIMO  CHILE. 2005

Para mí fue muy significativo ver esta placa. Unos pocos años atrás había preparado y presentando un curso titulado  “Acerca del Estrecho de Magallanes y el Cabo de Hornos” para una academia para gente de la tercera edad en la Universidad del Sur de Florida.  (About the Magellan Strait and the Cape Horn.  Lifelong Learning Academy.  University of South Florida.). Este curso de ocho sesiones de una y media hora cada uno lo había presentado tres veces. La preparación de este curso me obligó a leer mucho material, revisar cartas náuticas y mapas, estudiar con atención muchas fotos. Me hizo recordar a Charles Darwin y su estrecha relación de amistad con Fitzroy quien padecía de períodos de depresión profunda en especial en estas soledades.  El llegar al Cabo de Hornos era para mí  la culminación de una aspiración de aventura e inquietud intelectual motivada en parte por estas investigaciones. Quizas el hecho que mis ancestors llegaron a Valparaiso via el Cabo de Hornos tiene algo que ver con mi curiosidad geografica acerca de este cabo.

Caminando hacia el faro me detuve en la vieja capilla Stella Maris.  Estrella de los Mares. ¡Qué hermoso nombre!  Es una pequeña estructura hecha de tablones rústicos, bien mantenidos por la Armada de Chile.  Adentro, además de la figura de la virgen, hay una foto de Juan Pablo II y del Padre Hurtado.  A pesar de la excitación aproveché la oportunidad de guardar algunos minutos de silencio y dar gracias por todas las bendiciones recibidas a lo largo de mi vida incluida la visita a esta isla.

El edificio siguiente era el del Faro, el cual incluye sus oficinas y la casa habitación del  sargento Villaroel  a cargo de su operacion y mantenimiento. Es una solida estructura de ladrillos acostados con ventanas anti-huracán y techo de metal. El faro es circular y está conectado por dentro con las oficinas.  En la pared exterior, en el camino hacia la puerta de entrada, hay una sólida placa de metal adosada a la pared de ladrillos. En su parte superior hay tres escudos: el del centro es el escudo de Chile, el de la izquierda es el de la Armada Nacional y el de la derecha de la I Zona Naval.

La placa dice:

FARO MONUMENTAL “CABO DE HORNOS”

“ESTA OBRA FUE LEVANTADA CON EL ESFUERZO Y SACRIFICIO DE CHILENOS CONVENCIDOS QUE TODO LO QUE SE HAGA EN EL PRESENTE EN ESTAS AUSTRALES ISLAS CONTRIBUIRÁ AL PERMANENTE REFORZAMIENTO DE LA SOBERANÍA  NACIONAL EN EL EXTREMO SUR DE AMÉRICA”

Se entra a un salón de recepción donde hay un libro para la firma de los visitantes. El sargento tiene un escritorio en este lugar donde estampa los pasaportes con cuatro timbres. La descripción de estos últimos es la siguiente:

 Primer timbre: Timbre circular que tiene en su centro la imagen del monumento al albatros y dice Región de Magallanes y Antártica Chilena.

Segundo timbre: Timbre compuesto de varias figuras:  tiene el perfil de la isla y la inscripción Cabo de Hornos acompañado por un barco de dos mástiles con sus velas altas y la cangreja de popa inflada por el ventarrón pasando por las aguas enfrente del Cabo.  En su base también dice Región de Magallanes y Antártica Chilena.

Tercer timbre: es circular que dice Isla Hornos. En el centro señala la fecha del día de la visita: 4 de febrero de 2009. Más abajo dice Chile y luego Cabo de Hornos.

Estos tres caben en una página del pasaporte.

En la otra página hay uno que cubre toda su superficie.  Dice: Isla Hornos en su parte superior. En el medio de la página hay un mapa de la isla con una pequeña estampa de la bandera chilena sobre el mapa. Al costado derecho del mapa se indica: LAT: 55° 58´ S  y LONG: 67° 17´W.  En el extremo inferior dice CHILE.  Este timbre tiene además dos pingüinos a ambos lados que miran a la estampa de la  isla en el centro del timbre. 

Al lado del escritorio el sargento Villarroel tiene un pequeño mueble con muestras de artículos para la venta.  Estas son poleras,  gorras, lápices y otros artículos con la inscripción del Cabo de Hornos. En Puerto Williams me dijeron que estas ventas son para financiar obras de beneficencia de una fundación llamada “Blanca Estela”. Artículos que es difícil no comprar. Y que me sirven ahora para recordar ese par de horas pasadas en la isla. En las paredes hay banderines de las embarcaciones y clubes cuyos representantes lo han visitado. Yo dejé con el  sargento los banderines del United States Power Squadron,  el del Sarasota Power and Sailing Squadron y el del Annapolis Sailing and Power Squadron, tres instituciones a las cuales pertenezco.

Una vez que se terminó la timbrada de pasaportes aproveché la oportunidad de  conversar por un rato con el.  Mientras lo hacíamos me mostró las oficinas del faro y me presentó a la distancia a su señora esposa con la cual nos saludamos con señas. Sus hijas estaban jugando en el salón  que enfrenta las oficinas. 

El faro cuenta con un equipo y tecnología de comunicaciones de primer orden. Todo satelital.  El encargado del Faro está en permanente comunicación con las embarcaciones que pasan por esas aguas. Es un agrado para los tripulantes que surcan esos mares el escuchar una voz humana con la cual intercambiar información.

El sargento Villaroel  me dijo que él era un gran aficionado a la flora y fauna de la isla. Quedamos en que el me enviaría por e-mail una selección de fotos  con los nombres de las plantas que crecen en Hornos.  Conversamos mucho sobre este asunto y me fui muy agradecido de antemano por su generosa oferta. Desafortunadamente nunca recibí un e-mail de él ni tampoco me pude comunicar con él desde mi casa en USA.  De seguro hay una razón burocrática o de seguridad que impide este tipo de comunicación.  Qué lástima.

Con mucho gusto debo decir que el sargento Villarroel se ganó el cariño y admiración de todos nosotros. Su amabilidad, conocimiento de su trabajo y espíritu de servicio fue reconocido y apreciado. Para mí fue un motivo de orgullo el apreciar la alta calidad técnica y profesional de los que trabajan de las alcaldías de mar en general y en la de Isla Hornos en particular. Las instalaciones del faro son de primer orden en todo sentido y mantenido en forma impecable.  Lo mismo se puede decir de todas las instalaciones que tiene la Armada de Chile en esta región.

Del faro nos fuimos a visitar el monumento al Cabo de Hornos.  Esta al final de un largo sendero entablado.  Casi al llegar al monumento, a ambos lados del camino entablado, hay dos placas de mármol. Una de ellas presenta el hermoso poema de la poetiza Sara Vial, de Valparaíso. Dice:

         Al otro lado del sendero está la placa  del Monumento al Cabo de Hornos que dice:

MONUMENTO CABO DE HORNOS

EN MEMORIA DE LOS HOMBRES DE MAR DE TODAS LAS NACIONES QUE PERDIERON LA VIDA LUCHANDO CONTRA  LOS  ELEMENTOS EN ELPROCELOSO MAR AUSTRAL CHILENO.

ERIGIDO POR INICIATIVA DE LA SECCIÓN CHILENA DE LOS CAPITANES DEL CABO DE HORNOS. CAP HORNIERS EN EL QUINTO CENTENARIO DEL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA.

DISEÑADO POR EL ESCULTOR NACIONAL SR. JOSÉ  BALCELLS E.

FINANCIADO POR ENTIDADES MARÍTIMAS Y PRIVADAS Y EJECUTADO POR LA ARMADA DE CHILE. INAUGURADO SOLEMNEMENTE EL 5 DE DICIEMBRE DE 1992 CON ASISTENCIA DEL SR.  COMANDANTE EN JEFE DE LA ARMADA DE CHILE, AUTORIDADES DE GOBIERNO Y MIEMBROS DE LA COFRADÍA INTERNACIONAL DE LOS CAPITANES DEL CABO DE HORNOS “CAP HORNIERS”

Seguimos caminando por el sendero hasta llegar al monumento del ALBATROS  sobre una gruesa losa de cemento. Este monumento es una hermosa y gigantesca pieza artística que se ve desde casi todas partes de la isla y también desde el mar. Esencialmente son dos piezas gruesas de metal de color acero claro, en forma de un cuadrado que descansa en tierra en una de sus aristas o ángulo.  La figura de un albatros con sus alas extendidas tocando las aristas superior e inferior se recorta en el centro. Es una obra de espacio negativo pues solo el perfil del albatros se ve en el monumento. El cuerpo del mismo ha sido recortado  de manera que se ve el cielo o el mar a través del espacio vacío que refleja su figura. Es una obra de cómo 5 metros de altura medidos desde el piso. 

El Sargento Villarroel me decía que los finalistas en el concurso para definir un monumento al Cabo de Hornos eran dos escultores. No se podía acordar del nombre del que salió segundo pero si me aseguró que su obra, hecha en madera de caoba, está en exhibición en Valparaíso, en la zona del muelle del carbón donde hoy llegan los trasatlánticos. En un próximo viaje de seguro la visitaré no solo para admirarla sino también para agregarla a este articulo. 

Como una nota especial debo señalar que Daniel, nuestro compañero de aventuras de Francia, sacó sorpresivamente de su mochila una botella de vino francés y la puso al lado del monumento para fotografiarla. Me imagino que este viaje será motivo de una gran celebración a su vuelta y brindar con esta botella de vino será su culminación.

Alrededor del monumento hay varias placas conmemorativas.  Alguna de ellas las paso a describir a continuación.  Placa rectangular de metal presentada por el Vicealmirante Jonkheer  H. van Foreest en memoria a su visita al Cabo de Hornos. 2 de Abril de 1992.   Placa circular de metal que dice: CAPE HORNERS  AUSTRALIA. En el centro se dibuja el extremo sur de Suramérica y un barco de tres mástiles con las velas infladas por el viento rumbo al Oeste.   Placa rectangular de metal presentada por la Hermandad de la Costa Internacional que dice: “A LOS INTRÉPIDOS NAVEGANTES QUE HAN SURCADO ESTAS AGUAS. TERCER ZAFARRANCHO MUNDIAL. OCTUBRE 1990 “. En el piso hay una rosa de los vientos indicando la dirección cardinal en que se encuentran  diversas ciudades del mundo y sus distancias.

Después de la visita al monumento deambulamos  por un largo rato por la isla admirando los paisajes marinos que se ven desde su altura  y hacia el horizonte donde se divisan los perfiles de las islas de este archipiélago.  Terminamos  nuestra visita cuando Popoff nos dijo que deberíamos irnos pues el sentía que los vientos estaban cambiando.

En total nos demoramos  como tres horas y medias en llegar a la isla y  nuestra visita duró casi dos horas.   A las  14:50 zarpamos de isla Hornos con rumbo  a los glaciares del canal Beagle.  

Para mí el viaje terminó aquí, en el Cabo de Hornos. La visita a los glaciares nos mostró las bellezas naturales de los fiordos y glaciares del canal Beagle pero no era para lo que yo había venido, sin embargo la disfruté enormemente.  Como decimos en Chile fue miel sobre hojuelas.

JOSE ANTONIO Garnham Mahan.

Florida, USA.

Septiembre 2011.

NOTA. Lamentablemente no vi ningún monumento o recordatorio en la isla al que la descubrió: el capitán holandés Willem Schouten quien el 29 de Enero de 1616 en su barco de 350 toneladas el UNITY dobló el Cabo de Hornos y abrió la ruta al oriente, a través del océano Pacífico,  por este mar del sur.  Schouten prefirió bautizar la isla con el nombre de su ciudad de origen en Holanda llamada HOORN.

 Era parte de una misión exploratoria secreta organizada por Isaac le Maire, un armador y comerciante holandés quien deseaba tener una pasada al océano Pacífico independiente del gobierno holandés. Este último  había firmado un acuerdo con España que impedía a armadores que no pertenecieran a la Compañía Holandesa de las Indias Orientales (quien tenía el monopolio holandés de las especias) usar el estrecho de Magallanes, la única pasada al Oeste conocida a la fecha. 

Al sur del Estrecho de Magallanes Shouten descubrió un estrecho entre la Isla Tierra del Fuego y la Isla de los Estados que bautizó con el nombre de su armador: Estrecho de Le Maire.