CABO DE HORNOS – PUERTO TORO

PUERTO TORO. ISLA NAVARINO. CHILE.

Al día siguiente, 2 de febrero de 2009,  partimos a Puerto Toro a las 10:30 am.  El tiempo seguía igual: frio, de lluvia ligera, vientos de 10 a 15 nudos con rachas, nublado, semi claro.  La navegación siguió rumbo  al Este (100°) por el Canal Beagle.  Velocidad 5.8 nudos,  viento del Oeste de 20 nudos, lat. 54°55.064´S; Long. 67°33.671´W.  A las 12:53 cambiamos a un rumbo Sureste (135°) en dirección al islote Snipe el que dejamos  a la cuadra de babor a las 13:25.  A las 13:35  divisamos, también a la cuadra de babor, los restos de un barco mercante semi hundido, encallado en las rocas. Un trágico recuerdo de la difícil navegación de esta zona.

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Seguimos al 154°  por las aguas del paso Picton dejando a babor la famosa isla Picton y divisando en la lejanía las islas Nueva y Lenox.  A estribor las costas de la gigantesca Isla Navarino. El islote Snipe y estas tres islas cautivaron la imaginación de todos los chilenos  porque eran el centro de un viejo problema de límites  con Argentina.  Muchos altercados se produjeron en esta zona, porque estas islas definían la dirección del canal Beagle  y en esa forma el límite con la hermana república. 

DSCN0174 - Copy  Curiosamente me tocó estar presente en la reunión del Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos (yo era un funcionario de esta institución)  cuando el ilustre embajador de Chile, don Pedro Daza, en vísperas de Pascua, un 23 de diciembre, en 1978,  propuso un arbitraje papal para resolver un conflicto que estaba generando movimientos de tropa. El acuerdo se tomó a la hora undécima. Finalmente el conflicto se resolvió entre ambos países por un tratado de Paz y Amistad en 1984, después de la guerra de las Malvinas.  Chile ganaba las islas al sur del canal Beagle pero  quedaba sin costas bañadas por el  Atlántico.  

Una explicación breve a los miembros de la tripulación era obligatoria. Lo hice en la forma más neutral posible dada la condición de residente de Argentina de nuestro capitán francés.

Aun cuando navegábamos con vientos predominantes del Oeste de 10 a 15 nudos teníamos rachas de viento que a veces alcanzaban 25 a 30 nudos. Nuestra velocidad subía a 7 y fracción nudos. Se navegaba a ratos en oreja de burro usando un tangón para la vela de proa  que tenía un tamaño entre Genoa y jib. No fue difícil aprender esta maniobra.

Llegamos a Puerto Toro a las 15:20.  Tiempo total 4 horas y 50 minutos por una distancia navegada de 26 millas, a una velocidad promedio de 5. 2 nudos. Nos acoderamos al muelle, aparentemente nuevo  pues se mantiene en un muy buen estado. Luego de descansar por un buen rato, cambiar ropas,  tomar café, ordenar el barco, y nuestras pertenencias nos decidimos ir a tierra.  Toda la tripulación en buen estado de ánimo después de haber hecho una excelente navegación.

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 La marea baja nos obligó a escalar la estructura de madera de los costados del muelle para llegar a tierra.  El muelle está conectado al pueblo por medio de una calle larga que sube la colina donde está ubicado.  Justo a la salida del muelle a la derecha hay una pequeña Iglesia muy bien mantenida, parecía recién pintada. 

 En el fondeadero  enfrente a la iglesia y a la derecha del muelle  había una embarcación pesquera de acero varada la que nos hizo recordar que la única actividad comercial de esta zona es la pesca de la centolla. Como llegamos en pleno verano  no se divisaban actividades de pesca pues esta se realiza en los meses de invierno.  En esa época el muelle está rodeado de embarcaciones, acoderadas  en varias filas y la actividad de la ciudad está en pleno auge. A este muelle llegan periódicamente barcazas con provisiones y pasajeros. Cuando nosotros llegamos estaba desolado, vacio, no se veía gente o embarcaciones, excepto la varada cerca del muelle antes mencionada.

A la salida del muelle a la derecha está el clásico cartel pintado de verde con letras blancas: BIENVENIDOS A PUERTO TORO, COMUNA DE CABO DE HORNOS, PATAGONIA CHILENA.  El símbolo del escudo verde con dos carabinas cruzadas nos dice que hay una comisaria de Carabineros de Chile en el pueblo. Caminando hacia el pueblo  a la izquierda  estaban las casetas de los generadores que proporcionan electricidad al mismo. Más adelante a la derecha hay otro letrero anunciando Puerto Toro como el poblado más austral del mundo indicando el año de su fundación (1892) y  sus coordinadas: Lat. S 55°15´ y Lo W 67°01´.

 Más arriba el camino se bifurca.  Las casas de los pobladores se ven bien mantenidas y todas con antenas satelitales. Un poblador me decía que tenían agua potable.  Un carabinero me invito a visitar la comisaria. Bien instalada y con excelentes comunicaciones.  Tuve la suerte de poder enviar un e-mail a mi esposa usando su computador. Un grupo de carabineros muy amables, bien preparados que proporciona servicios de seguridad y orden al poblado al mismo tiempo que coopera con actividades sociales y culturales.  

 La Armada de Chile tiene presencia permanente en este puerto por medio de su Alcaldia de Mar (VHF 16 Alcamar Toro).  Es importante señalar en este momento que durante toda nuestra navegación  el capitán Popoff se comunicaba dos veces al día con la Armada de Chile: a las 08:00 y 19:00. En DSCN0182 - Copyestas comunicaciones se debe identificar: nombre de la embarcación, capitán, rumbo, lugar a que se dirige, tiempo estimado de llegada, tripulantes a bordo etc. Es obligatorio hacerlo lo que parece una buena medida pues se sabe en todo momento donde se encuentran las embarcaciones en esta zona de clima inhóspito y peligroso.  De seguro hay otras razones por las cuales uno debe hacerlo.  En algunas ocasiones durante el día la Armada solicitaba, en adición,  a Kekilistrion que se identificara.

 Es agradable observar el colorido del pueblo. Es como una paleta de colores. Mirándolo desde el muelle, quizás por estar nublado, se destacan las casa pintadas con colores similares a la de las embarcaciones de pesca: amarillo, rojo, verde, blancas. Lo mismo sus techos. Los arboles de la zona son de un verde obscuro: lengas, ñires, coigües,  ciruelillos, canelos, maitén.  Mirando hacia el este pude divisar, en la lejanía, la melancólica silueta de las velas de una embarcación navegando lentamente de vuelta, es decir hacia el norte por el Paso Picton.

De vuelta en el Kekilistrion nos acomodamos  en la cabina a descansar.  Un momento de lectura, escribir, recordar.  Popoff tiene una buena selección de música: jazz, folklórica argentina, clásica, francesa. Algunos cabeceamos una siesta liviana.  Luego tuvimos una excelente cena preparada por nuestro capitán: asado con papas doradas, ensalada, pan, vino, postre, café.

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 En medio de nuestra comida aparecieron dos perros, una mezcla de policial y labrador, que nos observaban desde el muelle con gran ansiedad. Parecían gemelos. Al final le dimos todas las sobras. Parece que están acostumbrados a esta maniobra. Durante la época alta de pesca cuando los barcos pesqueros están atracados al muelle y los pescadores, famosos por las opíparas comilonas que se dan, los alimentan con suculentas sobras. 

 Yo tengo un recuerdo lejano relativo a este pueblo pues un amigo de juventud estudió en la Escuela de Tecnología Pesquera en la Universidad Católica de Valparaíso y uno de sus primeros trabajos lo llevó a Puerto Toro donde creo que la CORFO estaba construyendo una fábrica de conservas probablemente para enlatar la centolla.

 

 

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