NAVEGANDO LA INTRA COASTAL WATERWAY. DE ALVA CITY (RIALTO MARINA) A CAPTIVA ISLAND EN EL GOLFO DE MÉXICO

20 y 21 de diciembre de 1997. Zarpamos de Rialto Marina a las 07:26. El canal sigue en el rio Caloosahatchee el cual nos llevó al poco rato a la última esclusa de esta travesía: W.P. Franklin Lock. La estadística oficial de este canal informa que tiene 400 pies de largo por 56 de ancho y una profundidad de 14 pies. Esta esclusa nos bajó 3 pies para nivelarnos a las aguas del canal a la salida. Al lado de la esclusa están los portalones de control de aguas. Increíblemente 15,000 embarcaciones pasan por esta esclusa al año, 97% de ellos deportivos o de recreación.

            Al igual que las otras esclusas a su alrededor existen servicios, tiendas y lugares para acampar o estacionar casas rodantes.  Además, es factible fondear o acomodarse en muelles.

ICW CAPTIVA

Afortunadamente no tuvimos problema en cruzarlo y seguir nuestro camino hacia el Golfo de México. En este sector esta vía se llama canal Okeechobee.

Pasamos de largo frente a Fort Myers, una importante ciudad de la costa oeste de Florida. Nuestro objetivo ahora parecía estar dentro de nuestras posibilidades:  llegar a Sarasota, antes del 24 de diciembre y pasar las fiestas de fin de año allí. Además, Bárbara había hecho reservas para asistir ese día a una presentación del ballet Nutcracker en el auditorio principal de esa ciudad llamado Van Wezel.

A la salida del Caloosahatchee River en el marker “G101” se estableció la milla cero, donde comienza hacia el norte la ICW del Golfo de México y termina el canal Okeechobee por donde veníamos navegando desde Clewiston.

Pero la conexión desde la ICW a la entrada de la marina fue complicada.  Llegamos con marea baja. La oficina de la marina nos decía que podíamos avanzar hacia sus instalaciones sin problemas. Nuestro ecosonda señalaba profundidades entre 3 y 4 pies. De todas maneras, lo intentamos a muy baja velocidad buscando profundidades. El supuesto canal a la marina no nos sirvió mucho como guía pues varias veces tuvimos que echar marcha atrás y buscar por otros lados.

 Llegamos a la marina Twin Waters en Captiva Island a las 13:20 mucho antes de lo que teníamos planeado. Nuestra travesía desde Rialto marina fue muy fácil, sin demoras en la esclusa, a nuestra velocidad de crucero por periodos largos y lento en zonas en que se deben dejar olas en nuestra estela. Navegamos casi todo el tiempo en el rio Caloosahatchee el cual tiene buena profundidad y es bastante ancho.

Tuvimos una buena visibilidad de la ciudad de Fort Myers y de la planta eléctrica famosa porque las aguas que hecha al rio son tibias lo que atrae a muchos manatíes los cuales van allí a pasar el invierno cuando las aguas en el Golfo son más frías.   Al pasar por el frente de la ciudad acordamos volverá ella por auto para conocerla en detalle, especialmente sus museos y vida marítima.

ICW CAPTIVA 3

Llegamos finalmente al muelle de esta marina donde nos recibieron con gran indiferencia. Esta marina ofrecía todos los servicios que se requieren para un barco transeúnte pero además tiene un hotel, piscina, entretenimientos para los niños, bar y restaurante y una pasada a la playa en la costa del golfo. Lamentablemente algunos de los servicios eran de menor calidad como los baños:  había solo uno con duchas para los dos sexos lo cual era frustrante pues estos servicios son muy importantes para capitanes y tripulaciones después de una travesía. Posiblemente hoy día, después de 20 años y, bajo otros dueños y administración esta marina, ofrece servicios de primera calidad.

La marina y sus instalaciones hoteleras están localizadas en un hermoso lugar. Nosotros disfrutamos caminando por la playa y lugares aledaños. Aprovechamos de usar las lavadoras y secadoras y visitar las otras instalaciones.

Se llama “aguas mellizas” en español, pues la isla es tan delgada que se puede ir caminando a la playa en el lado del Golfo a ver la puesta de sol, cosa que no hacíamos hacía muchos años pues el sol se esconde en el oeste y nosotros veníamos todo el tiempo en la costa del este. En nuestra casa en Fairhaven, Bahía de Chesapeake, Maryland, veíamos la salida del sol de nuestras ventanas, el cual también es espectacular, pero por una extraña razón considerábamos más romántica la puesta de sol.

Barbara pasó el resto del tiempo leyendo y escribiendo sus notas, más relajada después de esta travesía. Contenta de que estábamos a pocos días de nuestro destino y en temperaturas más agradables. Pasamos el resto de la tarde haciendo las tareas del bote, jugando con la Roberta Julia y con nuestra cena. Aprovechamos en llamar un amigo para ver si podríamos quedarnos una noche en el muelle del Venice Yacht Club, petición que fue autorizada. Llamamos también a otro colega para decirle que estábamos llegando antes de lo previsto.

Al día siguiente, 21 de diciembre, decidimos quedarnos en la marina pues desperté con una tremenda congestión de sinusitis, dolores de cabeza y en general siéndome mal.