NAVEGANDO LA INTRA COASTAL WATER WAY. DE SOLOMON ISLAND AL RIO WICOMICO.

30 de octubre de 1997. Jueves. Al salir del rio Patuxent enfilamos al sur. En la carta náutica se ve con claridad que la costa sur del rio Patuxent al llegar a la bahía es una zona prohibida para los civiles. Es una base para experimentos de la fuerza aérea naval. En muchas ocasiones cuando navegábamos en este rio vimos pasar grandes aviones de la Armada de USA los cuales aterrizaban y despegaban en esta zona. Era espectacular ver estos inmensos aviones flotando en el aire a tan baja velocidad que parecía que en cualquier momento se podían caer.

            Enfilamos rumbo a la boya Green “3” (G-3) y luego a la boya G-1 la cual nos dio un rumbo seguro hacia el sur. Íbamos navegando a 8 nudos.

            Después de una navegación relativamente calmada, pero con una garúa que se iba haciendo más densa pasamos a las 10:20 a estribor un faro de 16 metros de altura llamado Point No Point. Fue inaugurado en 1905. Es una estructura de ladrillos de forma octagonal que hoy día esta automatizado. Una hermosa vista en todo momento, pero en un día brumoso es espectacular porque sus colores resaltan. Está a dos millas de la costa oeste de la Bahía, en el estado de Maryland.

         De acuerdo con la carta náutica este faro marca la entrada a una ensenada llamada Saint Jerome Creek. De seguro es un lugar donde viven pescadores y familias que vienen los fines de semanas y en las vacaciones. Como en casi todas partes en la Bahía progresivamente se han ido comprando y restaurando casas o construyendo modernas y grandes para las personas que se están retirando y como segundas casas para familias.

 

icw wicomico river

 

          Este nombre me hizo recordar algunas salidas de pesca que hicimos con colegas de mi oficina. Llegábamos en auto por la ruta 5 hasta el Sheibles Fishing Center donde nos embarcábamos en una lancha que habíamos reservado días antes. Este centro estaba muy bien organizado y sus capitanes y asistentes nos daban un servicio excelente cada vez que íbamos. Salíamos a pescar rockfish, bluefish y a veces truchas de mar.   Las lanchas eran las típicas de la bahía: blancas, anchas, de 6 metros de largo, rápidas, bien abastecidas de carnadas y equipos de pesca.

          Seguimos rumbo al sur con una navegación más ventosa y con aguas más agitadas. La garúa se fue transformando en lluvia ligera.  Después de navegar 5 millas marinas dejamos a estribor otro faro llamado Point Lookout. Eran las 11:05. Este faro marca la entrada al gran rio Potomac, tiene 12 metros de altura y está ubicado en el extremo sur del parque estatal del mismo nombre mirando la bahía y el delta del Potomac. Fue inaugurado en 1830 y desactivado en 1966. Funcionaba sobre la estructura de un edificio de dos pisos.

            Aproveché en contarle a mi esposa en ese momento que en una ocasión uno de los colegas se mareó en una forma tan intensa que empecé a creer que perdería el conocimiento. Se puso verde amarillento y lo peor que hizo fue tenderse en la cabina sin ver el agua. El pobre estaba sufriendo náuseas y dolores de cabeza. No había nada que hacer. Se opuso a que lo lleváramos de vuelta a tierra y perder así el día de pesca.  Una bellísima persona que me imagino nunca más se subió a un bote.

ICW FARO LOOKOUT POINT

ICW FARO POINT NO PINT CHESAPEAKE BAYDurante esta travesía el tiempo cambió rápidamente. El viento y la lluvia subieron su intensidad. Bárbara comenzó a preocuparse pues la embarcación estaba cabeceando cada vez más. Estábamos en aguas más abiertas y sintiendo la salida del Potomac. La Roberta Julia seguía durmiendo sobre mi carta. Al llegar a la boya inmediatamente anterior al faro Smith Point   tuve que recuperar mi carta, lo que no le gustó mucho a la Roberta que se hacia la pesada y tuve que arrastrarla junto con la carta hasta liberar esta última.De inmediato notamos un cambio en las aguas del Potomac cuando cruzábamos su ancha desembocadura en la bahía. El viento se hizo más fuerte y la lluvia más intensa. Me estaba dirigiendo al faro Smith Point que marca la entrada sur al rio Potomac, con la idea de dejarlo a mi estribor siguiendo un rumbo 190 grados directamente hacia Norfolk, en Virginia. Este faro tiene 16 metros de altura y está activo con un rayo de luz de 29 kilómetros.

            La carta mostraba que la boya de entrada al rio Wicomico estaba aproximadamente a 9 millas del faro Smith Point o cerca de una hora y veinte minutos. Aguas adentro del rio podríamos elegir un lugar protegido donde guarecernos del mal tiempo por el resto del día.

          Dejamos el faro a nuestro estribor y enfilamos rumbo a la luz estacionaria que marca la entrada al rio. De acuerdo con la carta esta se elevaba cerca de 12 metros sobre el agua. Después de 20 minutos comencé a ver el perfil del esqueleto de la luz estacionaria. Esta luz señala un roquerío en ese lugar. Ya más relajados comenzamos a navegar aguas adentro del rio Wicomico hasta que encontramos una pequeña ensenada al lado este de una pequeña península que salía de la orilla sur identificada en la carta como Sandy Point (Punta Arenosa o Punta Arenas). Las aguas estaban tranquilas en ese momento, el viento del oeste se sentía más amainado y solo lloviznaba. Salí de la cabina y comencé la maniobra de anclaje.

            Manatee tenía un winche manual para la maniobra de ancla.  Tenía una barra de acero de casi un metro de largo que servía de palanca que al moverla hacia adelante y atrás subía, detenía o bajaba la cadena del ancla. Esta era un ancla tipo Danford de 25 libras galvanizada. Excelente para anclarse en una zona de arena o barro, dos de los predominantes fondos de mar de la Bahía y de la ICW.

          Luego de depositar el ancla en el fondo retrocedí la embarcación dándole cadena hasta que noté que esta se había aferrado al fondo. Le di la consabida distancia de siete veces la profundidad del agua en la proa y paré los motores. Mientras anotaba la hora (15:45) en que había soltado el ancla en mi libreta de navegación, sentí profundo silencio a mí alrededor.

ICW FARO SMITH POINT LIGHT CHESAPEAKE BAY

            Me quedé mirando por unos minutos alrededor de esa pequeña bahía impresionado por la belleza panorámica del paraje que me envolvía. Aun cuando estaba nublado y había una garúa podía ver con cierta claridad el entorno de mi embarcación.  La temperatura habia bajado a casi 55 grados Farenheit. El viento casi no se sentía. En la costa sur, o hacia popa,  se veian casas, algunas con humo saliendo de las chimineas  y bosques con árboles que solo mostraban sus troncos y ramas pues ahora en pleno otoño estaban la mayoria sin hojas. Lo mismo podía observar en la costa norte que veía mas lejos.

            Hacia el oeste, en direccion del rio, vi no muy lejos un velero anclado en la misma forma que Manatee. Se veia solitario, silencioso, sin una muestra de vida, las velas ordenadamente amarradas a la botavara. En eso salió Bárbara de la cabina para juntarse conmigo en la proa y observar y sentir el lugar. Estaba bien abrigada con una parka impermeable de color amarillo que al igual que la mia, sobresalian en el paraje grisaceo del lugar. La acurruqué a mi lado con mi brazo sobre sus hombros y nos quedamos silenciosamente absorviendo lo que veiamos. La Roberta Julia nos miraba con preocupación a través de la ventana de la cabina.

ICW WICOMICO RIVER SANDY POINT

            El silencio era un gran regalo despues de varias horas escuchando en en la cabina el bajo y adormecedor ronroneo de los dos motores diesel que funcionaban bajo nuestros pies. No era un sonido fuerte pero afortunadamente su ruido ahogado y parejo se iba haciendo parte nuestra y después de un rato prácticamente no lo sentiamos o lo olvidabamos.Rio Wicomico y Sandy Point en la Bahía de Chesapeake

            Volvimos a la cabina despues de algunos minutos a tomar un café caliente. De inmediato puse las luces de posicion de la embarcación pues comenzaba a oscurecer rápidamente a partir de las 16:30 mas aun cuando el día estaba nublado.

            Nos sentamos con nuestro café por un rato a la mesa donde habia un plato con algunas galletas de avena que Bárbara preparaba con algunas pasas y muy poca azúcar. Deliciosas. Puse la radio VHF para escuchar el informe del tiempo. Este informe lo iba revisando periódicamente durante la navegación.  De la radio pasamos a la música que habiamos traido en casettes.

            A continuación me puse a registrar en el cuaderno de bitácora la información del crucero que habiamos hecho ese dia.  La Roberta Julia se habia traladado a la bancada donde estabamos sentados con nuestra espaldas al manparo sur de la cabina. La bancada tenía una colcheneta  de manera que la Roberta Julia tenia su lugar permanente en ella justo al lado del lugar donde Bárbara normalmente se sentaba. Esa bancada se deslizaba hacia afuera y pasaba a ser un lugar donde podían dormir visitantes. Lo mismo al otro lado de la cabina.

            Estos eran momentos de reflexión y conversa. Recordábamos todos los afanes de la navegación del dia y de nuestras opciones para el dia siguiente.   Como a las 18:00 Bárbara decidió comenzar a preparar la cena. Siempre era una ensalada o sopa para luego un plato principal de proteínas (pollo, carne, puerco) con vegetales cocidos, spaguettis, arroz u otro acompañante.    De postre nos serviamos un té con galletas. La Roberta Julia se apresuraba en comer su cena en la cabina de proa para estar lista para acompañarnos en la mesa mendigando algo de comer.

            Echabamos a andar el generador por un par de horas mientras Bárbara cocinaba en la cocina a gas licuado del barco. Esta tenia dos platos y un respetable horno. Bárbara hacia verdaderos milagros con ella. Después de cenar y lavar platos (mi trabajo) nos sentabamos a leer, escuchar música, charlar, escribir notas y recuerdos.

            Cuando ibamos aguas arriva en este rio pude apreciar la entrada hacia al norte de una gran ensenada a cuyo final se encuentra Reedville. Yo habia leido acerca de este pueblo en la revista Chesapeake Bay Magazine. En otra ocasión me habría gustado visitarlo. Históricamente es un centro de pesca y procesamiento industrial de un pequeño pez aceitoso llamado “menhaden” que se encuentra en toda la costa atlántica. Se crearon fortunas con la industria del menhaden en el siglo XIX como lo atestigüaban  las casas victorianas que se veian en la revista.

            Durante los momentos de conversación despues de la cena, recordamos Tangier Island que esta al medio de la Bahïa casi en línea directa hacia el oeste del Wilcomico river. Habíamos visitado esa isla con nuestra pequeña embarcacion de 22 pies tiempo atrás. Habíamos dejado el bote en uno de los muelles de madera y caminado al pueblo. Un lugar especial  donde viven familias desde la época colonial y según dicen algunos todavía hablan un tipo de inglés antiguo (elisabethan).

            En aquella ocasión nos quedamos en una pension hasta el otro dia. Visitamos la iglesia, el cementerio, el pequeño comercio de la calle principal donde almorzamos en un restaurant tradicional. Nos llamó la atención el hecho que habian no mas de cinco o seis apellidos familiares que se repetian en todas partes. Es una isla donde la pesca y una delicada agricultura coexisten. Tenia conexión con Cristfield ubicado en la costa este de la Bahia de donde salian ferries dos veces al dia. Alli iban los estudiantes que estaban en la escuela secundaria.

            La cabina del Manatee se enfriaba rápido con los motores apagados lo que nos obligaba a irnos pronto a nuestra cama en la cabina de popa donde conectabamos la  manta eléctrica.  No habiamos planeado traer un calentador eléctrico pues consumía mucha electricidad y en realidad en pocas ocasiones lo echamos de menos.  Por supuesto la Roberta Julia era la primera que se metía bajo la manta. Estaba como a la espera despues de la cena. Apenas nos levantábamos de la mesa corría a la cama y se metía bajo la manta. Conocía en detalle todas nuestras rutinas. Era una gata inteligente, cariñosa y muy buena compañía. Dormia con nosotros aun cuando en la casa no teniamos manta eléctrica.

icw jaibas de la Bahia de Chesapeake