NAVEGANDO LA INTRA COASTAL WATERWAY. DE CALABASHA CREEK A GEORGETOWN, CAROLINA DEL SUR.

21 de noviembre de 1997. Zarpamos de Marsh Harbor marina, en Calabash Creek, a las 07:40 rumbo a Georgetown en Carolina del sur. Cielos parcialmente nublados, vientos calmos, marea baja.  Bastante frio, la más alta alcanza 21° C y la más baja 8°C. Estamos en noviembre en el hemisferio norte, en otoño. Seguimos manejando la embarcación desde la cabina interior. La Roberta Julia extendida sobre la carta náutica entre el timón y la ventana frontal.

Al lado derecho de la carta mantenía un tacho de café caliente. La radio trasmitiendo el informe del tiempo. Bárbara a mi lado chequeando la guía de navegación y ambos identificando los markers en la carta, empujando a la Roberta Julia que se hacia la pesada y no quería moverse.

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En las mañanas me tocaba sacar la embarcación a la ICW y luego cuando estábamos en ruta Barbara tomaba el timón y nos intercambiamos en esta tarea cada hora. Las entradas a las marinas las hacia yo nuevamente la mayoría del tiempo desde el muelle.

No teníamos claro si ese día llegaríamos a Georgetown. Había calculado una tirada de 8 horas lo que significaba llegar allí como a las 6 de la tarde, la puesta de sol estimada alrededor de las 18:20, casi en obscuridad. De manera que tomamos la precaución de identificar varias marinas y fondeaderos donde podríamos parar y pasar la noche para seuir al día siguiente. No teníamos apuros ni tampoco queríamos estar tensos.

Entramos a Little River donde continua la ICW al sur. Fuimos pasando varias marinas y clubes de yates.  La ICW en esta área va alejada de la costa, donde en la carta se señalan playas y pueblos de veraneo. Pasamos el estrecho Hog Inlet lo que significaba que en algunos lugares encontraríamos muelles de pescadores artesanales.  Mas adelante, cerca de Nixon Crossroad, pasamos bajo un puente de 65 pies de altura que comunica con las playas y villas en el atlántico.

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Pasado ese puente entramos a la zona de North Myrtle Beach. La ICW sigue en un canal angosto.  La carta muestra una larga zona de playas y villorrios de veraneo a lo largo del atlántico. La guía señala toda clase de atracciones desde parques de entretención hasta canchas de golf. La ICW sigue alejándose de la costa de manera que no son observables desde la embarcación. Hasta llegar a los puentes de ferrocarril y el de la carretera (65 pies de altura) la ICW es una recta casi interminable.  Este puente comunica con la famosa ciudad y playa Myrtle Beach.A partir de este puente entramos hay un tramo angosto de cerca de 7 millas de la ICW llamado Pine Island Cut.

Lo que recomienda la guía de navegación es antes de entrar en este canal usar el canal VHF 16 o 13 para averiguar si hay tráfico viniendo del otro lado. Es común que pasen barcazas las cuales no dejan espacio para las embarcaciones que vienen en sentido contrario.  En ambos lados del canal en este tramo hay rocas en el fondo lo cual exige mucha atención para no salirse de sus límites. Afortunadamente nosotros no tuvimos problemas.

En este segmento de la ICW es posible atracarse a los muelles públicos o de alguna marina o restaurant para comprar abarrotes u otras necesidades en las tiendas locales. Mas adelante pasamos bajo los puentes que comunican con Myrtle Beach.

Una actividad importante en esta ciudad y alrededores es el golf, habiendo establecido varias de las mejores canchas de golf de USA.  Muchos campeonatos de nivel nacional e internacional se juegan en estas canchas.  En esta zona hay cerca de 100 canchas de golf y 60 millas ininterrumpidas de playas.  Seguimos nuestro rumbo al sur, en Socastee pasamos un puente giratorio de baja altura.

Mas al sur cerca del pueblo Bucksport hay varias conexiones con riachuelos, esteros y lugares donde fondearse.  Pasamos la Bucksport Plantation marina sin ánimo de detenernos.

En esta área es posible ver bellas manifestaciones de la flora y fauna si uno presta atención. El silencio permite escuchar el trino de los pájaros. Afuera en la proa es posible ver el agua abrirse en silencio mientras Manatee avanzaba. Aguas obscuras, pero de seguro ricas en vida natural. Se podía sentir el suave avance de Manatee, su navegación fácil, segura, pesada, casi sin movimiento, solo los susurros bajos de los motores diésel casi apenas disturbaban el silencio.

 Hacia el mar se podían ver extensiones de tierra bajas y en otras partes arboledas de robles típicos de la zona (live oaks). Como era otoño mucho de los árboles ya estaban perdiendo las hojas. Pero todavía se podían ver colores.  Estos eran momentos de extraordinaria alegría interior, casi inexplicable. Puro deleite.

La ICW continua en el rio Waccamaw. Este es un rio relativamente grande. La carta dice que es una de las zonas más hermosas de Carolina del Sur.  Nosotros pudimos comprobarlo. A lo largo de la costa norte de la ICW pudimos deleitarnos con la vista de robles, cipreses y otros árboles y arbustos semitropicales. Las ramas de estos árboles están adornadas con lo que se llama “spanish moss” una planta que crece en las ramas y se alimenta con la humedad del aire.

En nuestra casa en Florida nuestros árboles están sobrecargados de spanish moss lo que cuando hace viento o llueve caen al pasto y hay que recogerlos de inmediato cuando acampa para evitar que el pasto se ponga amarillento. Para nosotros ahora son una especie de peste, pero cuando los vimos en el rio nos deslumbraron por su rareza. Ya los habíamos visto antes en la ICW, pero no le habíamos prestado atención.

ICW GEORGETOWN 3Yo recuerdo haber visto estas plantas en las películas de horror, muchos años atrás, basadas en las novelas de Edgar Allan Poe y actuadas por Vincent Price y Peter Lorre. Siempre las escenas de horror eran al anochecer en los parques que rodeaban una mansión típica del sur. En los arboles colgaban estas plantas en forma de trapos deshilachados que daban una impresión terrorífica. Al menos para mí y mis amigos y amigas cuando íbamos a la matiné, en mis años de adolescente.

Afortunadamente esta zona está bien señalizada con markers pues este rio tiene muchas vueltas, salidas y entradas que si no se pone atención lo pueden llevar fácilmente fuera de la ICW. Pero existen, quizás por esta extraña geografía, varios lugares de fondeo y marinas.

A las 13:00 el tiempo estaba cambiando. Nubes cargadas de aguas se veían en el horizonte. Rachas de vientos de hasta 20 nudos pasaban cada vez más a menudo. Habíamos navegado casi 5 horas por lo que decidimos jugar a la segura y estudiamos la carta y la guía para encontrar una marina donde pasar la noche.  Seleccionamos la marina Wacca Wache que estaba en una vuelta del rio Waccamaw. Excelente lugar con todos los servicios necesarios.  Llegamos a las 13:40 con cielos todavía parcialmente nublados.

No fue fácil poner nuestro bote en el slip. Otra embarcación también tuvo serios problemas para acomodarse en su slip. El viento había subido y afectaba la maniobrabilidad de los botes. Luego de aclarar nuestra estadía por una noche con el contramaestre aprovechamos de descansar y evaluar y recordar el crucero de ese día y de conversar acerca del crucero del día siguiente a Georgetown el cual estaba a una distancia de no más de dos y media horas.  Fue un gran placer caminar por los alrededores de la marina y visitar con otros capitanes y tripulaciones.

Bárbara aprovechó de usar los servicios de lavadora y secadora. Allí conoció a una señora de Quebec, Canadá, que estaba en lo mismo. Le contó que habían vendido todo: casa, muebles, autos y todo para comprar el velero en que viajaban al sur. Pensaban pasar la Pascua en los cayos de Florida (Florida Key) y luego cruzar a Bahamas donde se quedarían por algunos meses. No sabían si volverían a Quebec.

Esta es una zona conocida por los pescadores deportivos y por los que vienen a disfrutar de un fin de semana de vacaciones. Se encuentra a corta distancia del estrecho Murells Inlet que comunica con el atlántico. Existe la posibilidad de visitar por lancha algunas plantaciones de la localidad. De vuelta hice los chequeos que corresponde dentro y fuera de Manatee y nos aprontamos a pasar una agradable velada en nuestra cabina.

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22 de noviembre de 1977.  Zarpamos a las 09:05 con vientos de 10 nudos del sureste.  Los cielos parcialmente nublados.  El ambiente frio con temperaturas Celsius bajo los 20 grados.  Esperábamos una travesía corta, de no más de 2 horas si todo salía como lo habíamos previsto la noche anterior. Bárbara descansando y tomando café en la mesa de la caba. Como siempre la Roberta Julia al frente del timón estirada sobre la carta náutica.

La ICW sigue en el rio Waccamaw el cual todo a lo largo hasta su desembocadura en el atlántico tiene buena profundidad. Al igual que el día anterior pasamos por varias entradas de riachuelos y otros tributarios.  Uno grande fue el Thoroughfare Creek que lo dejamos estribor. Este ofrecía buenos fondeaderos y marinas.

Mas adelante pasamos la Butler Island por su lado oriental, con profundidades de más de 30 pies.  Al poco rato estábamos llegando al punto de unión con el rio llamado Gran Pee Wee River. En esta confluencia, pero en su costa continental está ubicada la Georgetown Landing Marina y la ciudad de Georgetown.

Ambos ríos siguen al sureste hasta formar la amplia bahía Winyah que se comunica con el atlántico por un estrecho que tiene el mismo nombre: Winyah Inlet.

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Esta marina está ubicada al pie de la ciudad de Georgetown. Nada espectacular pero los servicios que ofrecía eran de primera calidad. Después de amarrar nuestro bote en el slip y de descansar por un rato en la cabina decidimos ir a dar una vuelta rápida por el pueblo. Este, de acuerdo con la guía de navegación había sido y era un lugar industrial y agrícola.

Tradicionalmente un gran productor de arroz, un producto que en 1997 todavía tenía alguna importancia, pero estaban siendo opacada por la producción de madera, pulpa y papel. En años posteriores se desarrolló la producción de acero, pero para el año 2017 esta producción había casi desaparecido debido a la competencia internacional. Por ahora la industria principal es el turismo.

Al día siguiente la marina nos prestó un auto de cortesía para ir a Walmart a comprar varias cosas que teníamos en una lista. Este era un super Walmart, el más grande que habíamos visto hasta ese momento. Al final salimos sobrecargado de cosas, más del doble de lo que teníamos en esa lista.  Luego fuimos a almorzar a un lugar que vendía los típicos desayunos americanos pero que en este caso los platos eran gigantescos.

Esta es una hermosa ciudad tipo colonial la cual ofrece avenidas y calles con hermosas casas y jardines, bancos, supermercados, tiendas de antigüedades, galerías de arte, farmacias, servicios.  En la avenida y paseo costanero que da hacia el rio Sampit hay restaurantes, tiendas, cafés por dos o tres cuadras.

En la tarde pasamos por una tienda de antigüedades y de venta de muebles de segunda mano y vimos en la ventana un piso alto, como los que se usan en un bar, que era exacto lo que necesitábamos para sentarnos al frente al timón, en la cabina. Hasta ese momento timoneábamos parados lo que después de un par de hora era sumamente cansador.  Le hicimos poner un cojín y lo compramos de inmediato.

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También encontramos una alfombra pequeña, de esas que se ponen al lado de la cama, la cual compramos para ponerla sobre la mesa de la cabina.  Esta mesa es de madera fina, barnizada en excelente condición. El problema que teníamos era que la usábamos además de comer, para escribir, trabajar con las cartas náuticas, leer, tomar café. Cada vez que nos sentábamos a la mesa la Roberta Julia saltaba y se instalaba en ella. El problema eran sus uñas, las cuales aun cuando se las cortaba a menudo todavía dejaban pequeñas huellas. La alfombra iba a solucionar esa situación, pero iba a crear otros con ella encantada de dormir sobre esa alfombra e instalarse sobre todo lo que teníamos sobre la mesa. Pero en fin fue una excelente solución al mismo tiempo que aprovechamos de disfrutar de nuestra gatita y disciplinarla un poco.

Finalmente nos retiramos en nuestra cabina para preparar nuestra cena y preparar todo para el otro día. Teníamos planeado llegar en dos días a Charleston una de la más hermosa ciudad de Carolina del Sur.