NAVEGANDO LA INTRACOASTAL WATERWAY. SU HISTORIA.

            La ICW es un sistema de transporte marítimo en la costa Este de los Estados Unidos que corre de norte a sur, paralelo y escasamente al interior de la costa. Se fue formando gradualmente por medio de la construcción de canales que fueron uniendo ríos, estuarios, bahías, lagos, estrechos y otros recursos acuáticos hasta formar esta extraordinaria avenida marítima que va desde un poco al norte de la ciudad de Boston, en el estado de Massachusetts hasta Key West (Cayo Hueso), en el estado de Florida. En total aproximadamente 3,750 kilómetros (2000 millas). Esta es conocida como la ruta atlántica.

            Desde Key West la ruta sigue paralela a la costa oeste de Florida hasta entrar a la milla cero de la ICW a la salida de Fort Meyers la cual llega hasta Brownsville, Texas. Este sector agrega otros 2,590 kilómetros (1400 millas). En su totalidad el canal tiene como mínimo 27 metros (90 pies) de ancho y una profundad declarada de 3.6 metros (12 pies).

            Estas son las dos rutas convencionales de la ICW. Pero si observamos el mapa de más abajo podemos ver que desde Massachusetts podemos seguir al norte, visitar las provincias marítimas de Canadá, entrar en el famoso rio St. Lawrence y luego seguir al oeste hacia los grandes lagos y de allí bajar por el rio Mississippi hasta el Golfo de México. En el golfo se puede seguir hasta Key West y luego al norte hasta Massachusetts cerrando lo que se llama por los capitanes el Gran Circulo (Great Loop).  Una alternativa más común para hacer el gran círculo es subir por el rio Hudson, en New York, hasta los grandes lagos y de allí bajar por el rio Mississippi.

            Hay también un Pequeño Circulo que va desde el pueblo de Stuart en la costa del este de Florida hasta Key West, sube por la costa del oeste de Florida hasta Fort Myers donde a través del sistema de canales y esclusas del gran lago Okeechobee, que está al centro del estado de Florida, se navega de vuelta a Stuart.

            Nosotros recorrimos solo el tramo que va desde Norfolk, Virginia hasta Sarasota, en la costa del este de Florida, pasando por el lago Okeechobee. Sin embargo, durante los años anteriores recorrimos prácticamente toda la enorme bahía de Chesapeake, un verdadero mar interior que limita con varios estados: Pennsylvania, Maryland, Washington D.C. y Virginia. Esta bahía será un capítulo aparte.

        La ICW es un rompecabezas náutico que se fue construyendo y ensamblando a lo largo de la historia de los Estados Unidos y como respuesta a sus retos políticos, económicos, sociales y culturales. Uno de los primeros trabajos fue hecho en 1643 cuando los colonos excavaron un canal para unir el rio Annisquam y el puerto de Gloucester en Massachusetts, evitando de esta forma un largo rodeo entre estos dos puntos.

            En 1800 los hacendados de Carolina del Sur hicieron tres canales para unir ríos que se acercaban entre ellos en varios puntos. En 1805 se inauguró el canal llamado Dismal Swamp (Pantano Tenebroso), en Virginia. En 1829 se hizo un canal que unió la Bahía de Delaware y la Bahía de Chesapeake.

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Imagen de la ICW obtenida del Internet.

Desde sus origines hasta la primera parte de 1800 todas estas obras fueron construidas por el sector privado, quienes buscaban ventajas económicas con este tipo de inversiones. A partir de esta época el gobierno federal, a través del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de USA tomó la iniciativa de continuar construyendo, ampliando, profundizando, ensanchando, controlando y en general manteniendo esta vía acuática.

La Defensa de Costa de los Estados Unidos (USCG) tiene la responsabilidad de instalar y mantener boyas, faros y otras ayudas a la navegación además de hacer cumplir las regulaciones náuticas. Los gobiernos estatales, cantonales y municipales tienen la responsabilidad de construir puertos, embarcaderos, marinas, lugares de anclaje, y demás facilidades que requiere el comercio y el turismo.

Prácticamente, la ICW fue terminada de construir en 1940.

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Una vista de la ICW. Foto del autor.  1997.

            En 1961 la Asociación Nacional de Contratistas de Obras Publicas de Ríos y Puertos publicó un libro llamado Vías Marítimas de los Estados Unidos en el cual se propuso informar a la población acerca de estas “poco conocidas y muchas veces mal entendidas, pero vitales vías y obras de transporte marítimo”.

            En él se indica los objetivos que tienen para USA estas vías marítimas expresando que la década de los 1960 serán de grandes retos para el país, los cuales exigirán grandes decisiones: perfeccionamiento de la defensa nacional en contra de ataques nucleares, expansión de la economía nacional en paralelo a la explosión de la población, reducción de costos de transportes,  promoción del comercio exterior, control de inundaciones y otras catástrofes naturales y  para la recreación de la población: pesca y caza, navegación deportiva, viviendas de agrado, marinas, clubes deportivos y turismo en general.

            Hoy se puede afirmar que estos grandes objetivos han sido logrados ampliamente por las agencias federales, estatales y municipales que comparten las responsabilidades de construir, mantener y mejorar estas obras marítimas y continúan haciéndolo. Los grandes retos que quedan son la superación de los daños materiales que surgen de huracanes y otros eventos climáticos, la protección de sus recursos naturales y la incorporación de nuevas tecnologías en sus sistemas.

             La ICW es una ruta fascinante que va recordando a lo largo de su flujo la historia de los Estados Unidos, desde la época de la colonia en Virginia pasando por la Revolución Americana (guerra de la independencia), la Guerra Civil que confrontó los estados del norte con los del sur; la guerra con España que afectó el estado de la Florida; las dos grandes guerras mundiales que influyeron el desarrollo de los puertos de New York, Baltimore y Norfolk; la exploración espacial en Cabo Cañaveral; hasta los problemas con Cuba y Cayo Hueso o Key West.

            A medida que uno va progresando en su navegación se va pasando por ciudades, pueblos y villorrios donde es posible detenerse y visitarlos. Nosotros aprovechamos para caminar y visitar las casas de gobierno, legislaturas, museos, galerías de artes, universidades, parques, avenidas, comercios. Mientras navegamos nos deleitábamos observando los campos agrícolas, animales, bosques, bodegas, casas patronales, jardines. La mayoría de estas instalaciones están bien mantenidas.

             En otros sectores veíamos las faenas pesqueras: barcos camaroneros con su lento andar y de brazos abiertos arrastrando su red por el fondo marino. En otras partes eran embarcaciones que iban a las ostras, almejas y otros mariscos.   Casi todos estaban pintados de blanco y se veían bien mantenidos.

             Es una ruta fascinante, también, por la gente que se va conociendo en el camino. Nos tocó conocer artistas de todas las artes, gente del noroeste, gente de la bahía de Chesapeake, sureños. Eran gentes de todas las razas, religiones, edades, aventureros, solitarios, gregarios, cuenteros, exsoldados de todas las guerras, pescadores, carpinteros de ribera, contramaestres, mecánicos, electricistas y en general gentes de todos los oficios imaginables. También conocimos extranjeros que navegaban estas aguas provenientes de países del norte, particularmente canadienses e ingleses.

          Para nosotros fue particularmente interesante conocer a los capitanes de embarcaciones que seguían nuestra misma ruta y que los veíamos regularmente en los mismos fondeaderos y marinas donde nos deteníamos. Algunos viajaban con sus familias. Otros eran solo capitanes contratados para llevar una embarcación al sur.

            Es una ruta siempre cambiante, llena de novedades, nunca aburrida o monótona. La única condición es que hay que recorrerla con lentitud, con los ojos bien abiertos, muy conscientes para captar todas sus bellezas y curiosidades.

            Comenzamos nuestro viaje a fines de octubre siguiendo el desarrollo del otoño que en esta parte del país es muy hermoso por su gran paleta de colores: amarillos, rojos, anaranjados, cafés obscuros y claros, ramas y troncos negros, tonos brillantes, opacos y titilantes. Las flora y fauna estaba en todo su esplendor. Las salidas y puestas de sol, las noches claras y estrelladas eran un regalo fantástico adicional.

            La arquitectura ribereña ofrecía diseños increíbles: desde mansiones de grandes dimensiones pasando por casas de estilo colonial y de los siglos 19 y comienzos del 20, condominios, casas de suburbio con sus muelles y barcos particulares hasta casa de gran sencillez, todas expresando los sueños de sus propietarios y los deseos de gozar de los espectáculos que se desarrollan frente al agua, de cualquier agua.

            Uno de mis pasatiempos preferidos era ver pasar esa procesión permanente de todo tipo de barcos desde modelos clásicos de veleros y cruceros a motor hasta los más modernos; de todos los tamaños, clases, colores y condiciones imaginables. Muchos de ellos eran barcos de madera, verdaderas antigüedades marinas finamente restaurados, relucientes en sus barnices y bronces. La gran mayoría pintados de un blanco inmaculado con la hermosa bandera americana en la popa.

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         Una parte importante de los barcos que navegaban la ICW eran de andar lento sea porque sus dueños así lo deseaban o por razones de su desplazamiento. Era una delicia verlos pasar con gran solemnidad en frente a nuestro barco, abriendo suavemente el agua y dejando una estela en ve que se iba disolviendo suavemente en las orillas. Barcos silenciosos, de fina silueta, realizando en su andar los sueños de sus capitanes.

            Algunos de estos barcos a motor tenían un pequeño mástil para poner instrumentos y banderas lo cual les daba un toque marinero especial. Pero en general todos los botes que pasaban tenían algo especial. Incluso los veleros desvencijados y sucios de los gitanos de la ICW llamaban la atención, sea por la presencia de sus capitanes, algunos solitarios de mirada vacía y perdida en quien sabe que pensamientos.

            Estos gitanos eran gente de paz que parecía que habían elegido este estilo de vida.  Por no mucho dinero compraban una embarcación y vivían en ella por tiempo indefinido. Recorrían la ICW de norte a sur periódicamente. Algunos se quedaban por unas pocas semanas en algún fondeadero en una ciudad. Allí podían conseguir un trabajo temporal, reabastecerse y reparar su embarcación.  Y aprovechar todos los servicios que ofrecía la ciudad: servicios médicos, comunicaciones, amistades, entretenimiento.

            Esta vía marítima ofrece excelentes condiciones de navegación.  Los faros, boyas, marcas y otras ayudas a la navegación están en muy buen estado y muy bien indicados en las cartas náuticas.  Estas cartas están agrupadas en libros que cubren grandes extensiones de tierra. Por ejemplo, hay una muy usada que cubre toda la zona del atlántico medio, es decir desde Norfolk, Virginia, hasta Jacksonville, Florida.

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         Estas cartas se complementan con libros especializados en estas rutas que van indicando casi boya por boya el camino a seguir además de señalar detalles de los puentes, marinas, puntos de abastecimiento, peligros, profundidades, estructuras físicas a lo largo de la costa y características de fondeaderos públicos.

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              Algunos de ellos informan en gran detalle las marinas que existen a lo largo de la ICW con indicación de cómo llegar a ellas incluso copia de las cartas náuticas de aproximación. Estos son libros comerciales con muchos avisos económicos y propaganda, pero también con muchas fotos, croquis, descripciones y formas de llegar a las marinas.

            Estos tres tipos de libros fueron indispensables para hacer mi viaje en forma segura.  Cada región tiene libros de este tipo de manera que nunca falta información para hacer estos cruceros.

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                 Para navegar esta ruta es necesario conocer algunas reglas y señales, las cuales son fáciles de entender, pero requieren haberlas aprendido por medio de cursos, seminarios y algo de práctica. En el internet se pueden encontrar varios cursos básicos de navegación los cuales ofrecen textos de estudios con gráficos, fotos, videos. Una de las organizaciones que ofrece excelentes cursos y textos es la United States Power Squadron.

                  Es importante  que usted tome uno de estos cursos, lo cual lo puede hacer online (incluso en español) y después tomar un examen. Si lo aprueba le dan un certificado que lo acredita para navegar. Algunos estados ofrecen estos cursos y están exigiendo certificados para los que navegan sus aguas.

             Las reglas y señales más usadas en la ICW son las señales de día que nosotros llamaremos “markers” (daybeacons) los cuales son construidos usando un poste y un letrero. El poste puede ser de diferentes materiales como por ejemplo madera, cemento, acero. Los letreros pueden ser cuadrados, triangulares, octagonales. Estos letreros son pintados de color rojo (los triangulares) y verde los cuadrados. En las orillas estos letreros tienen una línea de pintura que reflecta la luz en la noche. Algunos de estos markers tienen luces en el tope con sus respectivos colores para navegar de noche.

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La ICW va entre estos dos markers. Los triangulares rojos están situados siempre hacia el lado del continente, por ejemplo, yendo hacia el sur en lado derecho del canal. Las de color verde van al otro lado del canal o a la izquierda siguiendo el mismo ejemplo. Se puede observar en la foto que el marker verde tiene un pequeño cuadrado de color amarillo y el rojo un pequeño triangulo de color amarillo. Estas pequeñas señales indican que estos markers identifican el canal de la ICW.

Si no tienen esas señales los markers no son parte de la ICW y el canal que ellos enmarcan van a otras partes. En algunos casos estos markers tienen esas señales amarillas cambiadas: en la foto de arriba un marker verde tiene un triángulo amarillo lo que significa que en la ICW ese marker debe ser usado como si fuera un triángulo rojo y el marker rojo que tiene un cuadrado amarillo debe ser usado como un marker verde.

             Un poco confuso, pero afortunadamente no hay muchos casos de ese tipo. Eso ocurre cuando hay varios encuentros de canales cada uno con sus respectivos markers. Para poder identificar por donde sigue la ICW se han creado esas señales amarillas. Si no fuera así habría que poner marker adicionales solo para la ICW lo que haría el tráfico aún más confuso. En la carta náutica estos markers están claramente indicados y van señalando la ruta de navegación.

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Algunas veces la ICW va entre boyas (señales flotantes) las cuales siguen los mismos colores y reglas que los markers.

           Hoy día esta información está en forma digital y de fácil acceso por medio del internet. Se puede encontrar en el internet mucha información gratis especialmente en referencia a las condiciones climáticas, marinas y abastecimientos. Los softwares de navegación son completos y con mucha información especializada y actualizada sobre esta vía.

         Uno de los programas más valiosos en el presente para hacer esta navegación es el llamado Active Program el cual se actualiza permanentemente por los capitanes que navegan la ICW quienes reportan voluntariamente todo tipo de información acerca de esta vía: discrepancias entre la carta náutica digital o física con los que ellos ven y experimentan en el agua, marinas y astilleros disponibles, precios de servicios, buenos lugares de fondeos, condiciones físicas de las ayudas a la navegación, condiciones del tiempo, calidad de los equipos electrónicos, etc. Pero no debemos engañarnos. Esta vía marítima tiene sus pequeños peligros y características especiales.

Desde luego el mantenimiento de las profundidades promedio que señalan las cartas no es siempre la de 12 pies que oficialmente se señala como promedio. Hay sectores que baja a seis pies y menos especialmente después de desastres naturales como inundaciones que hace que los ríos traigan mucha agua y barro.

            También el exceso de tráfico y velocidades más altas que las permitidas erosionan las orillas y traen barro al canal central.  Los colapsos más grandes de esta gran vía marítima se producen con los huracanes y grandes tormentas de verano que afectan la costa atlántica de USA. Pero estas situaciones son rápidamente evaluadas e informadas a la comunidad marítima a través de servicios especializados.

            Algunas veces los markers que indican la ruta a seguir en la carta de papel no se pueden leer muy bien pues su impresión es muy pequeña o están muy cerca los uno de los otros lo que es un poco confuso y uno puede seguir una equivocada y terminar embancado. De allí la importancia de estudiar bien la carta náutica cada día antes de continuar el crucero. Los capitanes de otras embarcaciones que uno encuentra en el camino (en las marinas principalmente) van avisando de los peligros que han visualizado.

            El embancamiento también puede suceder si uno se desvía de la ruta del canal central por descuido o a consecuencia de otras embarcaciones que vienen en sentido contrario ocupando mucho espacio especialmente las de trabajo como barcazas, pesqueros y otros. Los capitanes contratados para llevar embarcaciones a motor al sur durante el invierno o al norte durante el verano a veces van a mucha velocidad creando una estela que puede afectar a las embarcaciones menores o a las más lentas como trawler y veleros.

               Afortunadamente el fondo marino a lo largo de la ruta es de barro, arena o material suave lo cual no trae mayores consecuencias si uno se embanca. Las corrientes de mareas, la existencia de botes auxiliares que ayudan a desbancarse (son empresas privadas de manera que hay que pagar por el servicio, pero no es mucho) o la ayuda de otras embarcaciones que van pasando hacen que este problema se solucione sin mayor drama. Sin embargo, hay ciertas áreas en las cuales el fondo tiene rocas o pilares sumergidos lo cual está bien señalado en las cartas.

                 Otro problema que hay que tener presente en algunas partes de la ruta son las mareas y las corrientes. Estas están bien descritas en las revistas y libros especializados en el pilotaje de estas zonas de manera que es posible navegar sin mayores problemas. Pero hay que estar bien precavidos y atentos a las maniobras que requieren estas condiciones.

              Demás está decir que ninguna ayuda a la navegación puede ser efectiva si el capitán y la tripulación no destinan tiempo a estudiar las cartas y planificar el crucero con la debida anticipación y a revisar cada día la ruta del siguiente a la luz de nueva información que se va obteniendo a medida que se avanza hacia el punto de destino.

                  Las cartas digitales y los softwares que conectan al laptop todos los instrumentos de navegación son una gran ayuda, pero para mí nada remplaza la planificación previa con cartas náuticas reales, libros de pilotajes e información a través del internet sobre la condición presente de las rutas que publica directamente la USCG de USA o a través de empresas privadas.

            En los próximos capítulos que van describiendo el crucero a lo largo de la ICW vamos explicando en detalle el uso de las cartas y otros medios de navegación.