NAVEGANDO LA INTRA COASTAL WATERWAY. DE PUNGO FERRY A ALLIGATOR RIVER MARINA

10 de noviembre de 1997. Viernes. Nuestro plan era salir de Pungo Ferry marina a la salida del sol y en razón a que el tiempo estaba mejorando tratar de llegar ese día al Alligator River marina. Esta última quedaba a 55 millas en el lado sur del Albemarle Sound lo cual significaba que teníamos que cruzarlo. A este cuerpo de agua llegan las dos rutas de la ICW mencionadas anteriormente. Nosotros llegamos por la ruta Albemarle-Chesapeake.

ICW PUNGO RIVER

       Como se puede apreciar en la carta náutica esta bahía es bastante extensa. La información disponible señalaba que aun cuando su profundidad era relativamente baja podía presentar serias dificultades cuando el tiempo estaba malo, especialmente ventoso. Por otra parte, pude apreciar que la ruta de la ICW sobre esta bahía era larga y solo tenía tres señales de navegación las cuales estaban bastante apartadas entre ellas y posiblemente no era fácil verlas a ojo desnudo.   Esta fue la primera vez que usé el radar y me vi obligado a hacer los cálculos necesarios para medir las distancias entre las marcas y determinar la velocidad y tiempo que me tomaría llegar a cada una de ellas.Ruta desde Pungo Ferry a Alligator River

       Levantamos ancla a las 07:10. La ICW estaba cubierta con una niebla baja pero no densa. El sol iluminaba todo el paraje. Los árboles y arbustos de las orillas, y la niebla misma que dejaba ver el agua mientras se iba disipando, estaba de color dorado por el sol de la amanecida. Era una hermosa vista, silenciosa excepto por algunos cuantos de pájaros que llamaban a sus parejas. Esa mañana estábamos solos en la ICW lo que nos daba una especial sensación de comunión con la naturaleza de esa zona. Navegamos despacio, dejando apenas una estela. Hasta la Roberta Julia estaba ensimismada mirando por la ventana, totalmente inmóvil.

ICW ALBERMALE SOUND

         Afortunadamente al llegar a la entrada del Albemarle Sound la poca niebla de la mañana se había disipado y pudimos atravesar estas aguas en perfecta calma. Hasta el momento cuando un poderoso yate a motor de cerca de 65 pies pasó cerca de nosotros a gran velocidad creando una estela con dos grandes olas. Como me pilló algo desprevenido no alcancé a hacer completamente la maniobra para cruzar esas olas lo que significó que cuando al final logré cruzarlas varias cosas que teníamos sobre la mesa y los libreros saltaron al suelo.

           Café, vasos de plástico, revistas, libros, saleros, cassette de música, lápices, paralelas, compases volaron por todas partes. La Roberta Julia estaba en pánico. Barbara logró afirmarse bien en una manilla y yo en la rueda del timón de manera que pudimos seguir los movimientos del bote sin mayores problemas. Al final no fue más que una incomodidad con un poco de susto.

El cruce fue muy agradable a pesar del inconveniente de las olas antes mencionado el cual duró solo un breve momento. El sol iluminaba el paisaje, el aire estaba fresco, el cielo sin nubes y las aguas estaban calmas nuevamente. Bárbara rápidamente recuperó el orden y seguimos escuchando nuestra música. La Roberta Julia se volvió a instalar sobre la carta náutica para gozar del sol que penetraba la ventana.  Bárbara sentada a la mesa de la cabina escribía en su cuaderno con su tasa de café al lado.

L a bahía Albemarle es en realidad un enorme estuario donde varios ríos se juntan siendo uno de los más importantes el Roanoke River. Está separada del atlántico por varias barreras de arena llamadas Outer Banks donde se encuentran pueblos y playas la mayoría de veraneo y turismo.

ICW ALBERMALE SOUND 2

        Entre las más conocidas está Currituck Banks, Kitty Hawk (donde los hermanos Wright, pioneros de la aviación en USA), Hateras, Ocracoke y otras. Podríamos haberlos visitados por agua, pero eso nos habría alejado de nuestra ruta al sur en la ICW. Visitamos estos Banks por auto varias veces antes y después de este crucero. Tienen hermosas playas y establecimientos turísticos. Se comunican entre ellos por puentes y transbordadores. Vale la pena visitarlos. En esta zona se establecieron varios villorrios coloniales en forma permanente los cuales fueron parte de los que dieron origen a North Carolina.

          El año anterior había comprado una colección de cd con la música de Mozart con la intención de escucharlo en el auto cuando íbamos y regresábamos de nuestras oficinas, lo que nos tomaba casi una hora en cada trayecto.  Pero por diversas circunstancias no lo habíamos hecho de manera que esta vez acordamos disfrutar esta música en nuestro crucero.  Fue una gran idea pues su música nos acompañó casi todos los días en nuestro silencioso navegar hacia el sur. En ese momento estábamos atravesando el Albemarle Sound escuchando un cd  con un concierto de oboe.

    Cada cierto tiempo veíamos pasar yates a motor camino al sur. Son capitanes contratados por los dueños de esas embarcaciones para llevarlas a Florida durante el invierno. Estos capitanes van contra el tiempo. Afortunadamente Bárbara estaba siempre al aguaite cuando yo iba navegando y vice versa cuando ella tomaba el timón.  Como íbamos manejando nuestra embarcación dentro de la cabina nuestra visión era más limitada lo que requería hacer un esfuerzo adicional. La mayoría de las veces los capitanes llamaban por radio para advertirnos que nos iban a pasar por babor o estribor en los próximos minutos lo que hacían bajando la velocidad lo cual agradecíamos efusivamente.

        Entramos al Alligator River sin problemas. Es un rio con una ancha entrada. A los lados se veían cipreses, árboles, arbustos y otra vegetación que hacían ver un hermoso paraje. Las aguas estaban calmas. La ICW en este sector está bien señalizada en la carta de manera que no costó mucho ubicar la marina donde íbamos a pernoctar la cual quedaba en la orilla derecha de este rio antes de cruzar el puente. Luego de acomodarnos en el espacio que nos indicaron por radio (slip 12) fuimos a la oficina de la marina a pagar lo que correspondía por esa noche.

ICW VISTA DEL CANAL       La verdad es que podríamos habernos fondeado en el Little Alligator River, una ensenada que quedaba al oeste del Alligator River y un poco antes de llegar a la marina, la cual ofrecía, de acuerdo con la carta y recomendaciones de libros, dos buenos lugares para fondear y pasar la noche.  Pero estábamos cansados y decidimos tratarnos bien esa noche después de la cruzada del Albemarle Sound la cual nos había tenido un poco tenso.

         Esta marina fue para nosotros una bendición pues pudimos llenar nuestros estanques con diésel de buena calidad.  Lo bueno es que está localizada en un punto intermedio entre Pungo Ferry y Bellhaven el próximo lugar donde teníamos pensado pasar la noche al día siguiente.  Además, llenamos los estanques de agua, aprovechamos en ducharnos y lavar alguna ropa.

            En la marina compramos papas fritas y una botella de un vino local. Nos instalamos frente a la televisión donde estaban dando el informe del tiempo para esa zona. El vino resultó ser medio dulce y, para nosotros acostumbrados a vinos blancos secos, casi intomable. Nos quedamos allí por un rato descansando y apreciando el lugar.

       Esta era una excelente marina con una variedad de servicios: electricidad, agua, duchas, lavadoras, gasolina y diésel, mantenimiento y reparaciones, artículos náuticos varios y algunos abarrotes. Además, tenía un lugar donde poder comprar algo para comer y tomar. Como estábamos en North Carolina decidimos comprar la bandera de ese estado por ponerla en nuestro mástil.

         Desde la marina observamos el puente de tipo giratorio que deja una altura de 4.3 metros (14 pies). Como Manatee tiene un mástil y una altura de 9 metros teníamos que pedir al cuidador del puente que nos dejara pasar temprano al otro día.

         Luego nos fuimos a nuestra embarcación donde Bárbara preparó arroz con frijoles y salchichas. Yo abrí una botella de chardonnay. Excelente cena.

        Al caminar a nuestro lugar vimos varias otras embarcaciones en los slips. Saludamos cortésmente a los capitanes y sus parejas las cuales estaban tomando sus tragos de la tarde en las cubiertas de sus embarcaciones. La Roberta Julia se fue a su cabina a comer su cena. Ese día Bárbara le abrió un tarro de comida húmeda como premio por su compañía y buen comportamiento.   La pobre siempre come comida seca pues es menos perfumada cuando sale por atrás después de procesarse.

        Después de la cena me concentré a estudiar la ruta del día siguiente. Ya habíamos conversado sobre la posibilidad de seguir hasta el pueblo llamado Bellhaven que quedaba 55 millas al sur.  Revisé cuidadosamente toda la trayectoria de la ICW, sus marcas, y la línea morada que marca las profundidades. También lugares donde poder anclarnos en caso de emergencia.  Bárbara escribió en su cuaderno de viajes y yo actualicé la bitácora del día y escribí mis notas. Poco a poco nos pescó el sueño y los tres nos fuimos a dormir en nuestra cabina de popa.

ICW BANDERA DE NC