5 de diciembre de 1997. Zarpamos a las 09:35 rumbo a la maravillosa ciudad de St. Augustine. Estaba nublado, un poco ventoso y con una leve corriente. Baja temperatura. Alrededor de los 40 grados (F). Eventualmente entramos en un largo canal que atraviesa el Cabbage Swamp. A los costados vimos casas seguramente de fines de semana o veraneo con sus respectivos muelles
Este canal entronca con el Tolomato River donde sigue la ICW. También se une al Tolomato el rio Guana. Por esta vía llegamos al encuentro del rio Matanzas el cual desemboca al atlántico por el estrecho de St. Augustine.
Arribamos a la marina municipal de la ciudad de St. Augustine a las 13: 40. Fue una navegación corta (cerca de 4 horas) sin problemas. Hay varios fondeaderos en esta ciudad, pero elegimos quedarnos en la marina municipal para tener acceso a todos sus servicios y a la ciudad misma. Esta marina había sido muy bien recomendada por los libros guía que consultamos.
Nos acomodamos fácilmente en el slip que nos asignaron en esta marina. Tuvimos que hacer reservaciones dos semanas antes pues en esta época del año, acercándose a las fiestas de Pascua hay mucho movimiento y la marina esta siempre llena. Al menos eso es lo que nos decía la guía náutica. Y tenía razón. La ciudad misma estaba llena de gente pues era el fin de semana. Habíamos llegado un viernes con la idea de quedarnos hasta el próximo lunes y zarpar al día siguiente, martes, temprano en la mañana.
La información que teníamos nos señalaba que había mucho que ver y hacer. Siempre había tenido la esperanza de conocer esta histórica y hermosa ciudad. Varios amigos la habían visitado y los capitanes que navegaban la ICW y que veíamos de vez en cuando en las marinas nos decían que debería ser una parada obligatoria en nuestro crucero.
Después de acomodarnos en la marina y revisar todo lo que correspondía en la embarcación hicimos una lista de lo que necesitábamos adquirir y partimos a la ciudad en busca de la oficina de información turística y un supermercado.
Es increíble la cantidad de información histórica y de las actividades económicas, turísticas y culturales que recibimos. Además, adquirimos mapas turísticos, de transportes y de lugares que más se recomendaba visitar.
Luego de nuestras compras de provisiones frescas y de un café en un lugar del casco histórico volvimos a la marina a descasar y digerir todos los folletos y mapas que habíamos recibido. Al atardecer estuvimos admirando la iluminación de la ciudad. El puente estaba completamente adornado con guirnaldas de luces, inclusos sus arcos. También los árboles de la costanera y otras estructuras aledañas.
El resto del día lo pasamos en la marina donde atendimos las necesidades de la Roberta Julia, revisamos todos los niveles, ordenamos el interior de la cabina y cámaras y limpiamos todo dentro y fuera de la embarcación. Ese día estuvo bastante frio. En la noche la temperatura estuvo entre los 20 y 30 grados (F) y durante el día se mantenía en los 50 grados (F).
La información oficial acerca de la ciudad dice que fue fundada en 1565 por los españoles, varias décadas antes que las ciudades fundadas en Virginia por los colonos ingleses. Para proteger la ciudad de piratas ingleses y de los intentos ingleses de conquistar estas tierras los españoles construyeron el fuerte llamado Castillo de San Marcos. No debemos olvidar que las flotas españolas que llevaban el oro, plata y piedras preciosas desde las Américas a España usando la corriente del Golfo para navegar al norte y la construcción y mantenimiento de ese fuerte y ciudad era una garantía de protección.
Los españoles estuvieron en Florida hasta 1821, cuando este estado, por efecto de un tratado con España, pasó a formar parte de los Estados Unidos. Pero los españoles dejaron varias huellas como la estructura y planificación urbana de la ciudad y su arquitectura a pesar de las guerras e incendios ocasionados por los británicos. Hoy día las casas y otras estructuras del periodo histórico español han sido restaurados y es la parte de la ciudad que más atrae a los que la visitan.
Lo mismo los hoteles construidos por Henry Flagler, un ex socio de David Rockefeller, que convirtió la ciudad en un lugar de veraneo para las familias adineradas del norte. Fue el comienzo de una transformación económica de la costa este del estado de Florida en el cual se desarrolló la industria del turismo con la construcción de líneas ferroviarias que la unieron a los estados del norte a las cuales se agregaran las carreteras para automóviles a comienzos del siglo veinte. Hoy día uno de esos hoteles es ocupado por la universidad Henry Flagler de artes y ciencias. Un hotel, reconstruido sigue como tal y otro se transformó en museo y oficinas gubernamentales.
6 de diciembre de 1997. Al día siguiente comenzamos un poco tarde nuestra expedición turística. La idea era visitar el casco viejo de la ciudad y apreciar su arquitectura. Lo mismo las iglesias. Recorrimos la calle St. George y nos admiramos de ver la gran cantidad de comercio turístico. Por todas partes. Es una pena pues se pierde la riqueza y seriedad histórica de esta antigua ciudad.
Quizás esto sea en parte porque nos estábamos acercando a la Pascua. Vimos museos, centros de entretenimiento, comercio de recuerdos turísticos, y restaurantes. Nos subimos a un bus turístico para hacer el recorrido de la ciudad. Un gran servicio. En la tarde fuimos a misa en la catedral de St. Augustine ubicada en el centro histórico de la ciudad, de bella arquitectura, la cual estaba llena de parroquianos locales, pero también de muchos turistas, como nosotros.
Después de misa regresamos a nuestra embarcación. La Roberta Julia durmiendo en nuestra cama. Hacia frio por lo que de inmediato calefaccionamos la cabina y comenzamos nuestras tareas de la tarde. Al calor de copas de vino y de un gin tónica comenzamos a escribir en nuestro diario de viaje. Era una tarea entretenida pues nos permitía intercambiar opiniones, impresiones, recordar los lugares y personas que visitamos y conocimos y preparar nuestras expediciones para el día siguiente.
Bárbara hizo como siempre una excelente cena. Lo último que hicimos fue llevar la basura al basurero de la marina, chequear las amarras del bote y todas sus conexiones a tierra. La marina estaba llena, pero todas sus tripulaciones dentro de sus cabinas para protegerse del frio. Antes de entrar a nuestra cabina le dimos una mirada a todas las iluminaciones de la ciudad, las guirnaldas de luces en el puente, parques, avenidas, edificios. Una bella vista.
7 de diciembre de 1997. Después de un desayuno liviano y dejar bien instalada a nuestra gatita querida nos fuimos a pasear por la ciudad y explorar otras atracciones que mencionaba la guía turística. Salimos un poco tarde, como a las 11 de la mañana pues queríamos descasar un poco, jugar con la Roberta Julia y revisar el mapa de atracciones y planear el día. Uno de los lugares que visitamos primero fue la universidad Flagler.
Esta se instaló en el antiguo Hotel Ponce de León construido en 1887 por Henry Flagler, pero modernizado y adaptado a las necesidades actuales del establecimiento. Después decidimos caminar por las calles del casco histórico las que nos dieron una idea de los asentamientos españoles. Hay mucho que ver deambulando por estas calles: plazas, arboledas, calles estrechas, casas coloniales, instalaciones que muestran la forma de vida de esas épocas y sobre todo gentes de todo tipo en espíritu festivo, curioso, buscando lo histórico, lo diferente.
Aprovechamos de visitar el museo Lightner que tiene una colección de artefactos del siglo 19. Originalmente fue el hotel Alcázar construido también por Henry Flagler. Luego de recorrer sus interiores decidimos ir a almorzar a un famoso restaurant de origen cubano que habíamos conocido en nuestras visitas a Sarasota. Estos restaurantes, creo que son cuatro, se ubican en Tampa (Ybor City) donde se construyó el primero, Miami, Sarasota y St. Augustine. Este último es de dos pisos con un patio interior de jardines, arbustos y palmeras que van hasta el techo, muy bien mantenido y le da al lugar un toque de elegancia. Su menú es de comida cubana, obviamente. Tuvimos un excelente almuerzo y sobremesa que aprovechamos para descansar y decidir que hacer a continuación.
El resto de la tarde lo aprovechamos en recorrer otras partes de la ciudad y visitar varios de sus museos. Después de un café en un local no lejos de la marina decidimos irnos a la embarcación y cerrar el día con nuestras consabidas tareas y descansos.
8 de diciembre de 1998. Ese día era el día de la Virgen. Cuando estaba en la secundaria y después en la universidad en ese día empezaba la celebración del Mes de María al cual asistíamos al menos los primeros días. Todavía recuerdo algunas de sus canciones. Me hizo también recordar el cumpleaños de mi querida sobrina Mariana de la cual yo soy su padrino.
Hoy día visitamos el fuerte o castillo San Marcos. Salimos tarde de nuestra embarcación a fin de darle tiempo al día para calentarse un poco. Esta es una estructura impresionante. Ocupa 320 acres o 1.29 km cuadrados. Esta construido con coquina, una mezcla de cal y conchilla que la hace tan sólida como el cemento armado. Sus paredes son de 6 o 7 pies de ancho. Dentro del fuerte podían vivir una enorme cantidad de soldados y civiles.
Al interior tiene una gran explanada en forma de una plaza de armas. Wikipedia dice que se trajeron arquitectos y albañiles cubanos para su construcción. Se demoraron más de 20 años en construirlo:1672-95. Esa fue una tarea titánica. Solo el acarrear esa enorme cantidad de materiales desde las islas cercanas, alinear las paredes y los detalles de defensa del fuerte, sin mencionar la acomodación de un verdadero ejército de albañiles cubanos y locales y la traída de cañones, armas de fuego y soldados. Todo financiado por la corona española con la extracción de riquezas de las Américas.
Fue construido después de haber soportado la ciudad varios ataques de piratas y bucaneros ingleses. Entre ellos el famoso Francis Drake (el Draque) que asoló también las colonias españolas en el Caribe, América Central y la costa del pacífico de sur de América. Atacó el puerto de Valparaíso, donde yo nací, donde se le recuerda como un pirata muy agresivo que robó todos los objetos de oro de las iglesias y abastecimientos para su embarcación.
Una de sus epopeyas fue el haber cruzado el estrecho de Magallanes, haber seguido al norte y cruzar el océano pacífico y en esa forma volver por Cape Hope a Inglaterra. Fue el segundo capitán que dio la vuelta al mundo después de Hernando de Magallanes. Increíble. Todo esto hecho a mediados del siglo 16 en barcos de no más de 100 pies y con una tripulación de cerca de 80 marineros.
El otro, Robert Searle, que fue el que finalmente hizo perder la paciencia a la corona española y tomar la decisión de construir este fuerte era conocido también como John Davis. Era conocido en el Caribe y centro américa donde atacó barcos españoles. También se hizo famoso por sus conocimientos de navegación celestial.
Deambulamos por el castillo y sus alrededores por más o menos tres horas antes de irnos almorzar a un restaurant en el casco viejo. Luego retornamos a la marina a cerrar el día y preparar nuestro zarpe del día siguiente.